En el pasado siglo XX, se vivieron grandes transformaciones de todo orden, una de estas grandes mutaciones, sin duda, consistió en la expansión de la democracia como opción de gobierno a escala mundial, el mundo en general y América Latina en particular ha vivido un proceso de profundas transformaciones de distinto signo.
Así, se generó un conjunto de condiciones sociales que impulsaron la construcción de nuevas formas asociativas y de solidaridad social autónomas, que exigieron la apertura de hos espacios públicos. La consolidación de esta manera de gobierno, ya no está subordinada a que los ciudadanos se involucren (participen) activamente en los diferentes entornos y etapas del quehacer público y sólo cumplan libremente sus derechos políticos.
De lo anterior se desprende, que no únicamente es relevante la interacción entre la relación del Estado y la sociedad, debido a estas prácticas ciudadanas que se han realizado, sino que también tiene importancia la controversia de la edificación de lo público. Son dos contextos en los que se ha dibujado un entorno macro y otro de carácter micro. En el primero se destaca la acción colectiva en la conformación del ideal democrático, apertura del Estado, y la socialización de la política.
En el carácter micro, la realización de formas de interacción y de lugares de interlocución, promovidos desde el ámbito social para el acrecentamiento de la receptividad y la atención de las demandas sociales por parte de las principales instituciones políticas. Se puede expresar que la relación que se establece entre Estado y sociedad a través de la participación ciudadana es realizable en estructuras muy concretas y diferentes niveles, esto es, la correspondencia por parte de la esfera social, puede estar determinada por la demanda: Primero, adquirir testimonio sobre un asunto o una resolución específica. Segundo, manifestar un juicio sobre una posición o problemática específica. Tercero, plantear una idea o acción para la resolución de un asunto. Cuarto, explayar técnicas de concertación y negociación para la observación de conflictos. Quinto, inquirir la ejecución de acuerdos y fallos precedentes, así como el ejercicio de la autoridad política.
En cambio, en el ámbito macro que es el estatal, la acción que se ejerce recíprocamente puede ser versada por medio de los conductos de la oferta.
Por lo tanto se recomienda analizar y tratar de diagnosticar los estilos cuantitativos y cualitativos en los cuales se compromete la ciudadanía en las etapas del tratamiento de las políticas públicas. Como son:
a) Agenda; b) Análisis de Alternativas; c) Decisión; d) Implementación; e) Desarrollo y f) Evaluación. En observancia a lo anterior, se podría concluir en múltiples variantes de posibilidades en que pueden relacionarse ambos ámbitos.
Sentido de la participación ciudadana
Tradicionalmente, hemos observado el estilo especial que caracteriza al estatal como gobierno y al social como sociedad. El mencionado fenómeno se ha analizado por medio de la declaración y manifestación de las fuerzas colectivas y éstas actúan de manera independiente para organizarse, para defender determinados intereses colectivos y se incluyan en programas de políticas públicas, a través de los distintos organismos y arquetipos de participación que institucionalmente se han configurado para darle cabida al sentir, tanto de la expresión ciudadana, con relación al significado público de la tarea estatal, como la importancia o interés legítimo del ciudadano en relación a la solución de varios problemas delineados en el mismo entorno público.
El sentido estatal
Desde el ámbito estatal, el cúmulo de acciones y actuaciones por medio de las cuales los ciudadanos intervienen de las cuestiones públicas, nos envía a una sucesión de instituciones y mecanismos determinados o indeterminados y que reglamentados a través de ellos, discurre la correspondencia establecida entre el Estado y sus ciudadanos para la elaboración, crecimiento, e instauración de algunas decisiones de carácter público. La participación ciudadana, en efecto, se circunscribe como un medio de inclusión política.
Es un sondeo político fundamental para la atención y control de las demandas sociales que recurren a la estructura del Estado. Incorporar a los ciudadanos en el proyecto, crecimiento y vigilancia del quehacer público, nos encamina, por lo tanto, a la elaboración deliberada de márgenes de actuación que avalen una inmejorable gobernabilidad y legitimidad democrática, o expuesto desde un panorama neutral, es una reciente estrategia política por medio de la que se armonizan nuevas formas de gobernar, dirigidas a la iniciación y establecimiento de una sucesión de espacios institucionales, manifestación y despliegue de los intereses ciudadanos. Empero, remotamente de los juicios previos que se puedan desarrollar, a esta idea de la participación ciudadana, en cuanto herramientas de integración e inclusión social o experiencia de gobernabilidad, lo que se distingue es el boceto estatal de este grupo de herramientas institucionales, para la inclusión y el desarrollo del interés ciudadano, así como para el despacho, preparación y evaluación de programas de función pública, no se asocia con la penetración e intervención de incuestionables de actores sociales, ni obligatorio con un proceso de democratización de los espacios públicos, sino que se presenta como una actualización representativa del quehacer estatal, canalizado por la generación de un acervo alternativo de disposiciones y estrategias para la fundación de un moderno orden político.
Concluyendo, la participación ciudadana, percibida como una plataforma entre la sociedad y el Estado, compromete contemplar estos dos polos de la relación no como opuestos, sino como suplementarios. Visto así la participación ciudadana no es una división de poder suma cero, empero una suma positiva: No se trata de inferir la participación como negación del Estado por parte de la sociedad civil, ni como la paralización de la sociedad que ultima por incluirla como componente a las lógicas simplemente gubernamentahes.
Los métodos democráticos modernos se respaldan en el robustecimiento de la esfera pública, valorándola como punto de encuentro entre actores sociales y políticos para la reflexión y toma de decisiones colectivas. En igual percepción, la participación ciudadana robustece a la vez el Estado y a la sociedad, sin que ello simbolice un menoscabo de identidad de uno u otra. Es útil destacar dos grandes núcleos temáticos que atraviesan el sentido y problema de la participación ciudadana. En primer lugar, es el vinculado con el cúmulo de premisas teóricas y discursivas que se hallan debajo tras los procesos de participación ciudadana, guiados a asentar su función e importancia en el fortalecimiento de las democracias representativas, justamente en la expansión y robustecimiento de la citada sociedad civil.
El tema de la ciudadanía, una de las bases en que reposan los perfiles, razón de ser y objetos de acción de citadas prácticas participativas, ya no lo vamos a desarrollar por cuestiones de tiempo, debido al formato del presente Foro.
“El mayor castigo para quienes no se interesan por la política es que serán gobernados por personas que sí se interesan.” Arnold J. Toynbee
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