ANTECEDENTES

En el año 2009 en el mes de octubre, Democracia Social AVE A.C, (DSAVE) realizó su Asamblea Nacional Ordinaria en la Ciudad de Aguascalientes, donde conjuntamente se tomó la decisión de reformar los Estatutos de la misma y así renacer con el nombre e imagen de la Asociación como Democracia Social AVE. A partir de la II Asamblea Nacional Ordinaria, Democracia Social AVE (DSAVE) acuerda la reforma de sus Documentos Básicos, pasando de ser una corriente de opinión al interior, a un gran movimiento nacional que fundamentalmente busca engrandecer la política, con acciones que alienten los acuerdos para el crecimiento y el desarrollo del país, iniciando así formalmente su vida interna y externa, contando así con más y nuevos contactos y canales de representación de diálogo hacia el interior del Partido Revolucionario Institucional (PRI)

APRENDIENDO A SER CIUDADANO

 Autor Tomás López González

Cuando vi, observe y sentí la participación de un segmento social que no lo había hecho, a lo largo de la historia, al menos en México, entonces entendí que las cosas habían cambiado en nuestro País, de acuerdo a los movimientos que se dieron en la década pasada que marcaron el inicio del siglo XXI.

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El hecho de que salieran a la calle para protestar por la falta de seguridad un sector o segmento de la sociedad que vivía cómodamente y sin preocupaciones, fue una alarma que se prendió por que se había roto parte del tejido social que le garantizaba la seguridad a los ciudadanos y todos sus intereses como sus mismos bienes.

Por eso al obserrar diversos movimientos cada uno con su causa muy bien definida, encontramos la participación abierta de diversos sectores sociales, buscando una respuesta a sus agendas que demandan lo más esencial para la convivencia humana, libertad y seguridad para tener certidumbre.

La participación directa del ciudadano, activa a  una sociedad para encontrar respuesta a las demandas mas sentidas.

La participación por si misma genera condiciones de demanda social que ya no pueden esperar, teniendo una connotación mucho más importante que el mismo hecho de la participación para demandar soluciones: generar una condición de aprendizaje a ser ciudadano.

La eficacia de un gobierno ha requerido ahora mas que nunca de la acción participativa de la ciudadanía organizada y no organizada, por que el Estado ha sido rebasado por la realidad, lo cual pone en peligro todas las garantías que han pasado a ser letra muerta de nuestra Constitución y sus leyes secundarias

Aristóteles establecía que “la democracia debía ser un sistema de participación amplia para evitar que el poder lo ejercieran determinadas células ciudadanas de manera despótica”, el problema es que en estos momentos ni siquiera ejercen el poder, lo que hay es una completa omisión -ya no digamos como responsables de Estado- de sus atribuciones y obligaciones como servidores públicos.

Por lo que ahora las instituciones sociales, educativas, cívicas, culturales y algunas políticas rescatables, cumplen una función innegable que junto con la participación amplia de la ciudadanía, asumen posición publica sobretodo cuando hace falta la acción práctica del gobierno.

La participación es una actividad indispensable para vivir del ciudadano. Lo que se observa en los últimos movimientos es que cada participante ya comprende el contexto de su propia causa y no permite que les contaminen sus agendas de demandas. 


Existe una diversidad de temas pero es necesario que cada asunto se vaya resolviendo por su vía adecuada; un ejemplo de ello es el movimiento encabezado por el poeta Javier Sicilia que buscaron contaminarlo con demandas, grupos radicales que ya han agotado parte de sus propias instancias.

La experiencia nos habla muy claro: ciudadano que no participa se aísla de su propia realidad.

La participación ciudadana cuando coincide con las acciones del gobierno lo legitima, la pasividad social solo le genera un vació. Las condiciones actuales son por completo de salvamento urgente, hace falta hombres de Estado.

Este gobierno ante la falta de legitimación vía sus propias instituciones y de la sociedad, termino por si solo en su toma de decisiones por legitimar la violencia.

En la primera mitad del siglo XX el poeta Rómulo Gallegos daba clases de ética en la Universidad de Bogota, por ese tiempo, se iniciaron las revueltas en el País colombiano; un día llego el poeta a impartir su clase y solo encontró a tres alumnos. Se les quedo viendo y les pregunto “ustedes ¿a que vienen a la Universidad?” Ellos prontos, le contestaron “A aprender ética”, lo cual hizo que el poeta Rómulo Gallegos levantara la voz y les contestara contundentemente “hoy la ética se aprende en las calles de Bogota”.